Regalar no es solamente un acto para expresar nuestro cariño hacia algún familiar, un amigo o tu pareja, sino un acto de generosidad
desinteresado e incondicional. “Siempre son los mejor recibidos aquellos regalos que toman todo su valor de quien los hace” como dijo,
según algunos, el poeta romano Ovidio. El acto de regalar es en definitiva un momento, una memoria que nos permite agradecer a esa persona
especial por lo que nos ha dado, por el amor que nos ha hecho sentir a lo largo de nuestras vidas o en un período de tiempo en particular.
Es una acción circular en donde devolvemos lo que recibimos, con creces.
Los regalos - o presentes - tienen diferentes formas y tamaños. Algunos grandes, otros pequeños, pero sin excepción, cargados de sentimientos
y buenos deseos. Celebramos los éxitos, las fechas especiales e incluso, las victorias de las personas cercanas. Nuestros cumpleaños, meses de
novios o años de casados, día del amor y amistad, de la madre, del padre, en fin, demandan que nos esforcemos en dedicar un momento del día para
conseguir algo, un detalle, para esa persona especial. Sin embargo, para algunos la tarea no es fácil y en muchos casos, el tiempo disponible para
comprarlo es escaso.
Hoy, en la cuarta revolución industrial, la tecnología nos ayuda a hacer más cosas, más eficientemente. En cuestión de algunos segundos y desde
la palma de nuestra mano, sentados en cualquier parte, podemos comprar viajes y experiencias, escribirles a nuestros seres cercanos, enterarnos
de lo que pasa en el Mundo. Poco a poco cambiamos nuestros hábitos “físicos” para llevarlos a la virtualidad de nuestra vida moderna. Salir a
hacer una vuelta ahora se ha convertido, en muchos casos, en navegar en Internet para luego de algunos clics, ser capaces de terminar la tarea
que antes nos tomaba horas. Nos quedamos en casa y pedimos un domicilio desde nuestra aplicación favorita, pagamos los servicios públicos
electrónicamente, compartimos la última fotografía en segundos con el mundo entero poniéndole incluso diferentes filtros y efectos con un dedo. Casi que
todo lo hacemos desde el celular o computador.
Entonces, ¿por qué nuestros presentes no pueden ser también digitales e igualmente significativos? Ni hablar de las vueltas que hay que hacer,
y menos, del plástico de las tarjetas de regalo que se usan y se botan. Hoy, con tanta conveniencia al alcance de nuestros dedos, entendiendo
que la tecnología es un medio para tender puentes entre quienes amamos y nosotros (así estemos en el otro lado del Mundo), no tenemos excusas
para enviar ese detalle que tanto queremos y que, hasta ahora, tanto trabajo nos cuesta. Regalémosles a nuestras madres, padres, hermanos,
amigos, novios, secretarias, empleados, ese detalle que estamos seguros van a disfrutar. Démonos la satisfacción de retribuir tanto cariño con
algunos clics. Utilicemos la tecnología para acortar las distancias entre nosotros y crear nuevos momentos porque lo importante no es la forma
o el valor, sino el fondo que hay detrás de cada regalo que damos.
Bienvenidos a la revolución en la forma de regalar.
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